Los días sin cuerdas existen. Pero mola más aquellos en los que hay.
Cada vez que pienso que se me está olvidando, mis dedos me sorprenden creando y recreando figuras nuevas y conocidas.
Me encanta. Me llena. Pero he de tener en cuenta que si lo perdiese, no pasaría nada.
No es productivo engancharse a nada, por muy bueno que sea para nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario