sábado, 24 de agosto de 2019

Mi pobre niña

A veces, mi padre tenía días buenos. A veces, en esos días, mi padre me recordaba bien, desde un lugar del corazón al que yo jamás fui capaz de llegar cuando él estaba vivo. En uno de esos días, según mi madre, fue capaz de comprender que yo estaba ciega. Y dijo ay mi pobre niña, qué mal lo estará pasando.

A veces, le he echo de menos en uno de esos días

sábado, 17 de agosto de 2019

Compromiso

Al principio, parece que existe. Él llega y promete hacer todo lo que tú no puedes. Promete ayudarte en todo. Arreglar todas las cosas. Y tú lo recibes, con la habitación lista y la cama hecha. Y hasta con una toalla en su toallero. Más tarde, te das cuenta de que no es así. Realmente, de todo lo prometido solo hará 3 cosas. La última de estas, el último día antes de marcharse. Y además, como si le hiciera forzado. Y dejar a la habitación deshecha, la cama sin sábanas, y el toallero vacío. Qué menos que dejar las cosas tal y como las encontraste. Pobre resumen para un corazón roto.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Sobre nuestros niños

https://youtu.be/OQuwz64qsBM

El 6 de agosto de 1945 ya está casi olvidado

Hace ya unos cuantos años, estaba en una sala en la Universidad Autónoma viendo un documental. El título no lo he recordado, he tenido que preguntarlo. Se llamaba luz blanca, lluvia negra. Igual que a mí me ha pasado con el nombre del documental, les pasaba lo mismo a los jóvenes que hoy viven en la ciudad de hiroshima. No recordaban.

Parece que ya nadie recuerda, hasta hace unos años solía ver en televisión el típico reportaje sobre este día. Y también el grabado de los nombres de los fallecidos en el muro, que cada día y desde entonces seguía aumentando. Pero parece que eso ya no está ocurriendo, o a nadie le importa y no lo reproducen.

La memoria es voluble. La memoria es frágil.

sábado, 3 de agosto de 2019

Las canciones de despedida a mi padre

https://www.youtube.com/playlist?list=PLFEU36ENTrSWJefjYydhCW-0XB_yMpqaz

Subiendo la escalera

Como nunca cree una etiqueta para las sesiones de la psicóloga, pues no voy a ponerla ahora. Que, además, no sé cómo poner etiquetas a las entradas anteriores. Así que, aquí va.

Este martes mi psicóloga me ha comprado el estado de un sistema nervioso con una escalera. Me explico. Subir y bajar los escalones por esta escalera nos sitúa en un estado emocional, al que nos dejamos llevar y que afecta a nuestro sistema nervioso. Subir las escaleras como parece obvio es sentirse mejor, y bajar las escaleras es sentirse peor, cada vez más desconectado de uno mismo, y por tanto al final se llega a la disociación.

Y, por supuesto, me ha comprado, no comprado. Estoy tan cansada de que el talkback me haga estas cosas, que a veces dudo y pienso en dejar de escribir. Pero esto me hace descender escalones, así que voy a seguir dictando como pueda intentando corregir como pueda, y, sobre todo, subiendo escalones todos los días.