jueves, 13 de agosto de 2020
poemas de un 5 de julio cualquiera, segunda parte
Me hago daño en los oídos hasta que el alma deja de doler. La música grita por mí todo lo que ha de ser mi cuerpo cuerda de guitarra que nunca se ha de romper
poemas de un 5 de julio cualquiera
Los hijos desposeídos. El dolor de la tierra. Las arenas infinitas y la ausencia de hiedra. El llanto que no calma y el viento que no cesa. Todo eso son mis pies, perdidos en el camino de la pena.
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