sábado, 2 de junio de 2012

Ayer

Hace muchos años, un ayer cualquiera, me sentía así Esa mirada es real. Esa tristeza es real. El dolor nunca se va. Nunca olvidas. Pero sigues adelante. Recordar lo que ocurrió me ha ayudado a mejorar mucho, aunque me haya hecho sufrir. No fue ninguna pareja, sino mi propio padre. Pensaba que el próximo pensamiento que escribiría aquí sería una despedida a Neko, nuestro gatito, que con 24 dias murió este mes de abril. Me dolió mucho y parte de mi se murió un poco. Pero necesitaba volcar algo más grande. Porque esto explica muchas cosas en mi vida, y que inconscientemente lo hubiese ocultado en el fondo de mi mente, arruinó mi vida mucho tiempo. Mi vida y mis relaciones con los demás. Nunca olvidas, solo lo ocultas. Hasta que el recuerdo sale a la superficie y te obliga a enfrentarte a él. Ahora respiro mucho mejor que antes y sonrío más, y solo puede ir a mejor. Porque negarlo no es la solución, asumirlo y ser consecuente lo es.