sábado, 4 de enero de 2020

sin signos de puntuación



Y, por supuesto, he querido decir vista y no lista.  Me persigue el destino a la hora de dictar palabras, por más rápido que las piense y mejor que las diga aquí no se refleja Este año 2019 que nos ha dejado, ha sido especialmente difícil. En febrero perdí el total de mi lista, en abril me tuve que someter a una operación en el ojo derecho para que me pusieran una válvula dentro. Esto me tuvo 2 meses
 sin poder hacer cuerdas, qué es la actividad con la que me suelo relajar. El 25 de mayo, haciendo honor a sus capacidades en vida, murió mi padre. El 28 de junio, durante una crisis de LP, intenté lanzarme por mi terraza. En noviembre celebramos el cumpleaños de Casandra, su cuarto cumpleaños. Mi abuela fue ingresada a finales de ese mismo mes, y falleció el 26 de diciembre. De todas estas cosas, lo que mejor he llevado ha sido la defunción de mi abuela, ya que ella misma se despidió de nosotros el jueves anterior a su fallecimiento. El que ella lo tuviese tan asumido, nos ayudó mucho. Mi vida se escribe sin signos de puntuación a día de hoy y no puedo hacer mucho por ello

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